13 Nov, 2022

Durante el curso 2022 desde la Escuela de Tiempo Libre hemos realizado 13 cursos de monitorado, en los cuales se han matriculado 253 personas y que hemos ofertado más de 800 horas de formación. A esto, tendríamos que sumar también el curso de dirección de tiempo libre con 10 matrículas y 200 horas de formación. De esta manera reflejamos cuantitativamente el resumen de la actividad de la Escuela en cuanto a cursos, pero no podemos decir que esto nos represente del todo.

Desde el principio de los tiempos como escuela apostamos por un modelo pedagógico basado en la experimentación de los contenidos. Por eso, este año no podía ser diferente y hemos realizado casi la totalidad de los cursos en formato convivencial y experiencial. Por eso no basta con hablar solo de números si no de aprendizajes, de experiencias y de impacto social.

Aprendizajes que se concretan en cómo montar un campamento ideal, cómo aplicar el proceso creativo para hacer las mejores gynkanas, como generar un entorno seguro donde las niñas, niños y personas jóvenes se desarrollen, y cómo trabajar la diversidad en sus realidades.

Experiencias que pasan por encontrarse con una misma en ejercicios de introspección, en organizar la velada de fantasía en equipo y después evaluar lo que se puede mejorar, y el tener que enfrentarte, en algunos casos, a cocinar para 25 personas por primera vez.

Y cuando hablamos de impacto social, se ve reflejado en esas profundas reflexiones sobre las necesidades sociales que podemos combatir a través del tiempo libre educativo o nuestras organizaciones, en un análisis de la realidad dónde piensen en la ciudadanía ideal y qué papel juegan como personas educadoras, o simplemente al mirar de manera utópica a ese alumnado de dirección pensando que serán los próximos líderes sociales.