La COVID19, además de dolor, oscuridad e incertidumbre en las personas, provocó innumerables efectos económicos en numerosas empresas y entidades sociales, que no pudieron superar una situación imprevista de tanta envergadura que generó un frenazo total en su actividad. Nuestra empresa de inserción, Suspertu S.L., que tan buenos resultados venía dando en los últimos años -tanto a nivel inserción laboral de sus personas trabajadoras, como en el ámbito económico- sufrió de manera directa y radical esta situación, ya que su actividad se basaba en la hostelería, tiempo libre y turismo, sectores que quedaron desmantelados durante largos meses.

Las pérdidas en empleo (EREs para la totalidad de la plantilla, salidas…) y en resultados (2 años de pérdidas graves que significaron la entrada en una situación económica crítica con patrimonio neto negativo), hicieron tambalear el proyecto. Pero tras esta angustiosa situación, 2022 ha significado por fin el cambio de tendencia y poder volver a ver la luz, con la recuperación de los puestos de trabajo. La plantilla de Suspertu se ha duplicado en un año. Han sido resultados positivos gracias a un proceso participativo de reflexión interna del que ha surgido una nueva y reforzada estructura de trabajo, la apertura de nuevos servicios e instalaciones, así como un meritorio y reconocido trabajo de acogida y atención a población desplazada por la guerra de Ucrania en cuatro instalaciones distintas de Euskadi. Sin duda, superar este punto de inflexión y encaminarnos hacia una nueva etapa con nuevos desafíos y desarrollos, ha sido una de las grandes alegrías para toda la familia de EDE Fundazioa durante este año.