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El año pasado por estas fechas, sumergidos todos en plena pandemia, os presentábamos la memoria 2019, que reflejaba un año excelente en todos los sentidos. Ahora os presentamos la memoria de ese terrible año 2020, y paradójicamente lo hacemos desde un sentimiento de serenidad y orgullo.

Desde luego los resultados económicos y las afectaciones laborales que en la Memoria Institucional 2020 se reflejan son negativos. Y, sin embargo, al hacer un repaso de los contenidos, se pone de manifiesto que hemos sido capaces de afrontar la situación que aparentemente nos pasaba por encima, con un nivel de energía, creatividad y compromiso increíble.

Nada ha estado parado, en todos los ámbitos se han desarrollado iniciativas readaptadas, novedosas y alternativas. Hemos sido capaces de repensarnos estratégicamente, reforzarnos institucionalmente y de generar un montón de oportunidades ilusionantes y cargadas de sentido y de futuro.

Lo refleja muy bien Jon Mancisidor, presidente de la Fundación, en la propia introducción de la Memoria, que ha titulado “Resiliencia”, y que os invitamos a leer.

El resultado efectivo ha sido una aceleración en los procesos e innovación y mejora, que ya están dando resultados, y que a no mucho tardar van a suponer un salto cualitativo y cuantitativo, en clave de misión y de incidencia.

Este “milagro” ha sido posible gracias al trabajo esforzado, la ilusión y el compromiso de todas las personas implicadas en el proyecto y también al apoyo de las organizaciones e instituciones que nos acompañáis, de cerca o de lejos, en este viaje de transformación social.

Y con él, una mención especial a las personas que han sufrido la parte más dura de la pandemia, la enfermedad grave y la perdida de seres queridos en algunos casos y las situaciones de ERTEs y pérdida de puesto de trabajo en otros.

Reiteramos nuestro compromiso prioritario con todos ellos.