23 Jun, 2024

IMELEKU
¿Qué piensas si te digo “playa”? ¿Te viene a la cabeza algún lugar concreto? Y, si, directamente, antes de pisar la arena en bajamar, cierras los ojos e inspiras el aire salado… ¿qué te trae a la memoria el olor a salitre y algas? No sé a ti, pero a mí me conectan con la más temprana niñez, cuando apenas tenía tres años.

Apliquemos ahora esta misma fórmula al lugar donde trabajas. ¿Qué piensas si te digo “EDE”? Y si la llevamos a un concepto… ¿Qué te evoca, por ejemplo, la palabra “confianza”? ¿Te viene alguna imagen? ¿Una persona en particular? ¿Algún recuerdo?

Cada persona tenemos una vivencia diferente de cada experiencia, sea esta un lugar, un sonido, un olor, un tacto, un gusto o una palabra escrita. Dicha vivencia está condicionada por el «primer fotograma» generado por las primeras impresiones. Es más, difícilmente se aprende lo que es enseñado, sino más bien, lo que es experimentado o, en todo caso, como diría Freire, lo que es contrastado críticamente con el contexto.

Sobre esta base, en otoño de 2023 y en primavera de 2024, abordamos un proceso pionero de comunicación interna en la Escuela Agraria de Derio. Podría haber sido cualquier otra entidad, puesto que las razones que motivaron a la Escuela son similares en todo grupo humano: la tensión entre diferentes miradas y proyecciones sobre un mismo objeto. La diferencia es que, en este caso, prácticamente todas y cada una de las trabajadoras y trabajadores de la organización, comenzando por la dirección, tuvieron el coraje de compartir sus “carretes de fotos”, uno por uno, para poder así componer la imagen común y real del centro y sus relaciones internas.

Una por una, una treintena de personas fueron escuchadas. Cada escucha reveló un carrete diferente. Una misma organización y treinta álbumes diferentes. Y con todas las fotos, sin excluir ninguna, precisamente ensamblando todos los puntos de vista, desde los más comunes hasta los más excéntricos, se compuso una imagen común.

La imagen resultante consistió en un storyboard de tres escenas: empezando por el final, la organización deseada, la aspiración colectiva; saltando al comienzo, la “cruda realidad” con sus problemáticas; y, entre los dos extremos, una trama de volteo y transformación de los problemas en soluciones y pasos concretos.