10 Feb, 2023
Tres años después, se vuelve a celebrar el Suspertu Eguna, esta vez en la sede central de EDE Fundazioa, posibilitando el encuentro y conocimiento de las personas de toda la plantilla de Suspertu con el resto de proyectos y personas de EDE Fundazioa.
El pasado 3 de febrero en el patio de nuestra sede de Simón Bolívar (Bilbao) se reactivó la celebración del Suspertu Eguna, día en que todas las personas que formamos parte de Suspertu SL, la empresa de inserción promovida por EDE Fundazioa, nos acercamos desde nuestras diferentes instalaciones y proyectos repartidos por diferentes puntos de Euskadi, para compartir información y vivencias como personas trabajadoras en un proyecto común.
La última vez que celebramos este acto fue en diciembre de 2019, el COVID y las restricciones impedían su celebración, pero esta vez a pesar del frio, más de 60 personas pudimos disfrutar de un momento de encuentro, charla entre compañeras y compañeros y de ponerse cara, ya que para muchas de las personas eran la primer vez que se encontraban. Y es que, trabajar en instalaciones y proyectos tan alejados físicamente, con dedicaciones tan dispares hace que en ocasiones nos centremos en el día a día perdiendo la identidad de proyecto común, de ahí la importancia que le damos al Suspertu Eguna.
Además de generar el encuentro y conexiones entre las personas que formamos parte de la plantilla de Suspertu, en esta edición habíamos marcado el objetivo de visualizar que el proyecto Suspertu es un proyecto importante dentro de EDE Fundazioa y que mantiene múltiples conexiones con el resto de proyectos tanto de la Fundación como de Suspergintza. Por ello las coordinadoras y coordinadores de EDE Fundazioa y Suspergintza presentaron los diferentes proyectos que coordinan así como los vínculos que tenemos con los servicios que se desarrollan desde nuestra empresa de inserción.
Como no puede ser de otra forma, el encuentro finalizó con un picoteo que se había preparado desde todas las cocinas de los diferentes proyectos. Picoteo al que, como no podía ser de otra manera, se unieron muchas de las personas que trabajan en el edificio de Simón Bolivar y que se remató con un gran concurso de postres donde se incluían tartas de queso, flanes caseros, brownies, tortas de San Blas, bizcochos… Esta vez, debido al gran nivel de todos ellos y la imposibilidad de determinar cual estaba más rico el concurso quedó en un empate técnico.