30 Sep, 2024
Desde EDE Fundazioa, en el espacio de diálogos y aprendizajes que supone EDEtik, desarrollamos el pasado 26 de septiembre la jornada Arquitectura Sostenible para Territorios Inclusivos. La elección de IED Kunsthal de Bilbao como lugar de realización de la jornada no es fortuita. La misión y visión de IED Kunsthal se encuentran alineadas e impulsando acciones, proyectos, aprendizajes y formación donde la sostenibilidad viene adquiriendo un papel protagonista.
Y en ese rumbo también nos encontramos en EDE Fundazioa como se formaliza en nuestra visión de cambio que aspira a “una sociedad sostenible, que cuida el planeta y cuida e incluye a todas las personas, diversas e iguales en derechos, construida corresponsablemente desde la participación y al servicio del bien común.” Este compromiso por la sostenibilidad plasmada en nuestra Estrategia para el Impacto (2024) se traduce en gestos más tangibles, como, por ejemplo: ser una de las entidades del Tercer Sector Social de Euskadi integradas desde el inicio en Euskadi 2030 Gunea; renovar nuestra adhesión a la Alianza Vasca por los Objetivos de Desarrollo Sostenible mediante la declaración “Para un Contrato Social Agenda 2030 Euskadi;” ser socios de la New European Bauhaus (NEB); así como difundir los ODS/ Agenda 2030, desde la labor desarrollada por EDE Conocimiento y la Comisión Izadi.
Apoyada por la Secretaría General de Transición Social y Agenda 2030 de Gobierno Vasco, este nuevo EDEtik da continuidad a los ya realizados “Decrecimiento y cuidados” (2022) y “O.D.S.: Objetivo Descarbonizar Sosteniblemente” (2023).
Moderada por Ricardo Ruíz, responsable de Relaciones Institucionales de IED Kunsthal-Bilbao, la jornada cumplió su principal objetivo: dar a conocer, reflexionar y sensibilizar sobre el papel de la arquitectura como palanca de inclusión y de sostenibilidad.
La elección de la temática tiene todo el sentido para EDE Fundazioa, al encontramos muy atentos a los vínculos existentes entre contenido y continente tanto por la rehabilitación de nuestra sede central, el proyecto Plaza-Apostólicas Etxea, en Bilbao, como por el resto de las instalaciones en los que se desarrollan nuestras diversas actividades.
Gorka Rodríguez Olea, de Urbanbat, David Gutiérrez-Solana, de Iglu Arkitekturak, e Idoia Postigo de Bilbao Metrópoli 30, centraron su exposición en las dimensiones ciudadana (colectiva), biodiversidad (medioambiental) y humanidad (individualidad) siempre presentes e implicadas en cualquier práctica arquitéctonica y de planificación urbana, respectivamente.
Desde la dimensión ciudadana, se presentaron casos concretos en los que la participación ciudadana es capaz de aportar soluciones concretas para la mejora de la sostenibilidad de los lugares que habitamos, en especial, las ciudades. Cuando la relación entre la potencia de la sociedad civil y el poder de las instituciones (en los términos planteados por Michel Maffesoli) delimita con claridad el alcance y rol de cada agente, mediante, por ejemplo, la sextuple hélice de la innovación abierta señalada por Gorka Rodríguez, la colaboración posibilita que la ciudadanía sea actor protagonista y no mero espectador de lo que acontece en el escenario público de la ciudad.
Las personas que habitan cotidianamente la ciudad, la civitas que da vida a la urbs, es capaz de aportar soluciones creativas a sus propias necesidades diarias, ajustadas, sin duda, a sus condiciones materiales de existencia según su pertenencia generacional, de género, cultural… Promover en el diseño urbano, desde la casa al vecindario, una participación ciudadana efectiva, engrasada, proactiva y no de cartón-piedra, es condición necesaria para mejorar la sostenibilidad de la vida en nuestras ciudades y pueblos, de impulsar lo común.
Que la correlación arquetípica rural-“verde” versus urbano-“cemento” tiende a tambalearse fue una de las principales revelaciones señaladas por David Gutiérrez-Solana cuando se aborda el plano biodiversidad del encuentro. La generalización (globalización) del sistema de explotación productivista de los suelos y las aguas localizados en los espacios rurales mediante las actividades del sector primario (agricultura, ganadería, pesca e industrias extractivas) hace que ni pueda esperarse, ni sea suficiente para la sostenibilidad del planeta, que la biodiversidad se encuentre tan sólo fuera del espacio urbano. Más bien al contrario, en el diseño de la ciudad adquiere cada vez más importancia la integración de la biodiversidad.
Se viene evidenciando que la habitabilidad de las ciudades aumenta donde la biodiversidad está integrada intencionadamente en su diseño arquitectónico, desde las viviendas hasta los parques y las calles, más aún cuando se aúna el binomio suelo + agua = vida. Es inaplazable impulsar de manera más intensa la mirada de la biodiversidad en el diseño de nuestras ciudades, hasta ahora, como señaló la persona ponente, un aspecto menor, tangencial o subordinado.
La relevancia creciente de la biovidersidad para las personas que habitamos las ciudades fue tomada como hilo argumental por Idoia Postigo en el cierre de la jornada, efectuando una defensa por atender a la dimensión humana dentro del elenco de agentes que, con distintas fuerzas, entran en juego en cualquier proceso arquitectónico. Un territorio es sostenible sólo cuando las distintas personas que lo habitan lo sientan como propio, lo consideren inclusivo, enriquecido por la diversidad, aportando una identidad individual, social y colectiva diferenciadora, propia, cohesionadora.
En esta línea, desde Bilbao Metrópoli 30 se tiene constancia de experiencias e iniciativas concretas en distintas ciudades del mundo en el que se están habitando espacios urbanos más humanos y sosteniblemente desde la potencia de la participación ciudadana en colaboración con las instituciones.
Y, pese a las resistencias, esa fue la apelación central de la jornada, muy ligada a la razón de ser de la New European Bahaus: continuar impulsando una arquitectura más sostenible en el espacio urbano otorgando a la ciudad una nueva oportunidad para continuar siendo lo que siempre ha sido, un territorio de convivencia, diverso e inclusivo, que impulsa el bien común.