Miradas
Área de Mayores de EDE Intervención Social

 

El Día Internacional de las personas mayores quiere celebrar y reivindicar la gran aportación que este colectivo hace a la sociedad, así como destacar las oportunidades y desafíos que se presentan, hoy en día, ante el envejecimiento de la población. Esta celebración toma aún más fuerza en este 2020 dadas las vivencias y afecciones derivadas del COVID 19 durante el confinamiento y después del mismo. Ha sido la población prioritaria de las diferentes iniciativas de confinamiento y distancia social para evitar el contagio, y estas medidas han generado muchos y variados efectos.

 

¿Cuáles han sido los efectos negativos del confinamiento en las personas mayores?

En el ámbito físico: la inactividad física ha provocado en muchas personas un empeoramiento en su movilidad, equilibrio, tono muscular, etc. Además de  alteraciones del sueño y/o menor control en los hábitos de alimentación. Por otro lado, también han aumentado los trastornos de salud que habían empezado a manifestarse previamente a la pandemia.

En el ámbito psicológico su estado emocional se ha visto seriamente afectado porque esta situación les ha provocado sentimientos como miedo a contagiarse, incertidumbre y ansiedad, tristeza por la pérdida de seres, sentimiento de pérdida de su autonomía, aburrimiento y desánimo por no saber en qué ocupar el tiempo e incluso la sensación de nulidad por no poder atender a sus responsabilidades (cuidado de nietos y nietas, cocinar para la familia e incluso cuidar su aspecto e higiene personal).

En el ámbito relacional, muchas personas mayores han vivido el confinamiento solas incluso teniendo familia y amistades con las que habitualmente mantenían una relación estrecha. Surgió aquí la disyuntiva si dejarles solas para evitar el riesgo de contagio o acompañarlas y ponerlas en riesgo. Este aislamiento social ha causado sentimientos de soledad, desánimo, tristeza, ansiedad, nostalgia…

 

¿Cuáles han sido los efectos positivos del confinamiento en las personas mayores?

Se han detectado varios efectos positivos en este periodo. Por una parte, las personas mayores se han adaptado muy bien a la nueva situación y han cumplido las recomendaciones sanitarias sobre hábitos de salud, ejercicio físico en casa, cuidado en su alimentación e higiene, búsqueda de actividades que les mantenga ocupadas y que les aporten bienestar, etc.

Han tenido nuevos aprendizajes descubriendo las posibilidades de uso de los dispositivos móviles e internet realizando videollamadas, por el aliciente de ver a sus seres queridos. Existen también experiencias de algunas personas que se han embarcado en la aventura de hacer una compra o gestión online e incluso de interactuar en las redes sociales. Esto ha sido todo un revulsivo para ahuyentar sentimientos de soledad y mejorar su estado anímico.

También se ha aumentado el sentimiento de cariño hacia el vecindario. La solidaridad comunitaria ha aumentado el nivel de contacto e interacción con personas que antes no conocían.

 

¿Qué pasa cuando llega la nueva normalidad?

Perduran los efectos provocados por el confinamiento e incluso surgen nuevos, tanto negativos como positivos.

En el lado negativo señalamos que se han dado casos de depresión y tristeza por las pérdidas de familiares y amistades. Ha habido personas con miedo a salir a la calle e interactuar como antes con otras personas por riesgo a contagiarse. También se ha producido un desinterés por salir, bien por no tener con quien hacerlo o por no poder realizar algunas de las actividades que hacían anteriormente. Han aflorado sentimientos de contrariedad, enfado y tristeza por no poder recuperar con normalidad algunas rutinas anteriores, o verse limitadas a realizarlas (cuidado de nietos y nietas, disfrutar de su compañía, visitar a la familia, realizar actividades diversas de ocio y relación social).

En cuanto a los efectos positivos, cabe destacar que se ha producido un aprovechamiento al máximo del tiempo: recuperar la vida diaria, retomar hábitos de vida saludables aparcados por la pandemia y también interés por adquirir otros nuevos. También han visualizado la importancia de disponer de red social de relaciones, de cuidarse, salir, relacionarse, etc. Y de incorporar nuevos aprendizajes adquiridos en la pandemia a la vida diaria actual, intentando con ello mejorar en su autonomía desde una perspectiva bio-psico-social y prevenir los efectos negativos que supone el ir cumpliendo años.

 

El trabajo de EDE Fundazioa con las personas mayores

Es necesario activar nuestros sensores de alerta para poder mitigar y corregir los efectos negativos derivados de la pandemia, pero a la vez prestar atención a aquellos  positivos y generar las condiciones necesarias para fortalecerlos.

Necesitamos desarrollar políticas e iniciativas que refuercen un envejecimiento activo para  evitar algunos problemas de salud, depresión y dependencia o al menos conseguir retrasarlos. Es tiempo de hacer una reflexión crítica, revisar y replantear nuestras apuestas, servicios y programas con una mirada crítica a la vez que constructiva y creativa.

Desde nuestra experiencia en EDE Fundazioa, con más de 15 años en la gestión y desarrollo de programas que favorecen el empoderamiento y visibilización de las personas mayores a través de la salud, el ocio, la intervención psicosocial, la participación social…, creemos en la importancia y necesidad de seguir trabajando y mejorar los programas que venimos desarrollando:

  • Bizipoz Nerbioi, Centro de promoción de la autonomía personal y prevención de la dependencia.
  • Programa Nagusi Bizi. Envejecimiento Activo
  • Servicio de intervención psicosocial en diferentes centros residenciales
  • Programas de dinamización activa en Centros de personas mayores
  • Programas de entrenamiento emocional
  • Apoyo en situaciones de duelo, etc.
  • Programa de Acompañamiento y apoyo social