Miradas
Grace Requejo – Consultoría de Género EDE Fundazioa

 

En 2004, en una nota de opinión, la socióloga, antropóloga y activista feminista venezolana, Evangelina García Prince, trasladaba el neologismo jurídico gino pia al plano simbólico[1]: GINOPIA es miopía o ceguera a las mujeres o a lo asociado a las mismas (¿“lo femenino”?), el no percibir su existencia ni sus obras; se entiende como una omisión, generalmente no consciente, naturalizada y casi automática por lo anterior, a la realidad de las mismas. Se habla de ginope para calificar a las personas o grupos u organizaciones que mantienen una práctica o patrón inveterado de omisión y exclusión, en el discurso y en la práctica, a la realidad de las propias mujeres.

La Wikipedia nos dice que Ginopia es un neologismo, que se usa en el marco legislativo como forma de nombrar la incapacidad de entender el punto de vista de las mujeres en casos de violencia machista, por el hecho de no haber vivido su experiencia. Y nos dice también, que en la violencia simbólica se utiliza esta «omisión» como una manifestación de violencia. Marina Morelli, abogada, define la Ginopia como “la imposibilidad de ver la experiencia de las mujeres, aspecto que se encuentra íntimamente relacionado con la cultura androcéntrica, el poder, la lucha por la conservación de privilegios, la cultura de dominación, entre otras tantas aristas”.

Y también nos encontramos otras referencias a la palabra Ginopia en textos de ONU MUJERES.

En EDE Fundazioa, nos hemos encontrado con esta palabra en nuestra participación en la Red Bai Sarea  impulsada por EMAKUNDE y en la que participamos más de 70 empresas y entidades para avanzar hacia la igualdad de mujeres y hombres. Palabra, que nos ha inspirado a seguir preguntándonos si realmente en nuestros discursos y prácticas ponemos sobre la mesa la realidad de las mujeres: las que vienen a nuestros proyectos y servicios, y las que estamos en las organizaciones. Y así, este 8 de Marzo hemos revisado, si los intereses, necesidades, expectativas de las mujeres están presentes en el discurso y práctica de nuestro día a día con estas y otras cuestiones: ¿mostramos el compromiso con la igualdad y qué hacemos para logralo? ¿Practicamos el cuidado y el autocuidado además de hablar de poner el cuidado en el centro? ¿Sabemos que es un liderazgo feminista cuando reivindicamos el liderazgo de las mujeres?…

Y vemos que tenemos que reajustarnos:

  • Caminando juntas, posicionándonos en el día a día frente a los micro-impactos que nos llegan sin pensar en grandes metas, tomando consciencia y revisando la mirada hacia nosotras mismas, cuidándonos, pues las mujeres estamos cansadas y con carga mental.
  • Reivindicando el tiempo para nosotras mismas, de socialización de disfrute, sintiendo derecho a disfrutar y aprender, visibilizándonos y poniéndonos en el centro.
  • Trabajando desde una relación de colaboración y equipo más horizontal, respetando e integrando a todas las diversidades, favoreciendo que haya lideresas feministas, y poniéndonos en valor.

Tenemos que volver a reajustarnos la vista para no seguir en la ginopia sin ser conscientes de ello. A lo mejor, en lugar de ponernos las “gafas de género”, tenemos que quitarnos las “gafas del patriarcado” y aplicarnos 2 o 3 gotas de feminismo al día para adaptar el enfoque.

¡REAJUSTA TU VISIÓN!