Miradas
Julia Almansa López- Directora Fundación Luz Casanova

 

España superará los diez millones de personas en situación de pobreza, publicaba estos días Oxfam Intermón. Eso quiere decir que un millón más de personas entrarán en situación de exclusión social. Por eso hace falta que el 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la pobreza gritemos que hacen falta respuestas ágiles, generosas y valientes que evidencien la salud moral y social de la sociedad. Es tiempo de apuntalar soluciones con una mirada larga para que la resolución de la emergencia no sólo sirva para garantizar la supervivencia, sino la vida. 

Las crisis, como la que vivimos desatada por el covid 19, destapan las grandes carencias colectivas y la profunda desigualdad de oportunidades de nuestro mundo. Permítanme poner la mirada en un colectivo terriblemente golpeado: las mujeres que trabajaban en el servicio doméstico a cargo de nuestros mayores. Hablo de esas mujeres que la pandemia ha hecho que, tras las muertes de quienes cuidaban, perdieran sus empleos quedándose en situación de calle. ¿Dónde y cómo estaban? Muy fácil, invisibilizadas en su trabajo, invisibilizadas en el papel social del cuidado a quienes sufrieron con mayor crudeza la enfermedad, y hoy invisibilizadas en su pobreza y en su situación de sin hogar.  En esta jornada Internacional para la Erradicación de la pobreza, es más importante que nunca hacer una reflexión colectiva para poner en la agenda social la pobreza para hacernos conscientes de que su erradicación es no sólo necesaria, sino posible.

Este año, la efeméride pone el foco en lograr la justicia social y medioambiental para todas las personas. Se busca una mirada larga que genere vida. Para conseguirlo, es necesario revisar nuestro modelo de valores y buscar, desde el bien común, transformaciones profundas de redistribución. Hace falta generar sistemas de protección más eficaces y propiciar  un cambio personal y colectivo donde arraigue la cultura del cuidado y la ternura como formas de relación.