Grace Requejo. Orekatuz, Comisión de igualdad entre hombres y mujeres de EDE
Cuando realizamos nuestros trabajos, todas las personas necesitamos estar en espacios seguros, que nos generen comodidad, en definitiva, que sean espacios habitables. Dedicamos muchas horas de nuestra vida a las actividades laborales y profesionales y por eso es importante que nos preguntemos ¿cómo queremos que sean estos espacios?
Llegamos a la puerta, entramos, nos encontramos con las primeras personas, saludamos, pasamos por el pasillo, subimos en el ascensor o por las escaleras que es más saludable (las que podemos claro, porque las hay que aunque quieran no pueden), llegamos a nuestro lugar donde pasar la jornada, unas y otros nos cambiamos de ropa para ponernos con la tarea, o bien nos sentamos y abrimos el ordenador, o nos conectamos online, hablamos por teléfono, atendemos, nos reunimos, escribimos, cocinamos, conversamos, facilitamos, arreglamos, luego nos vamos a comer y volvemos, o no, y al acabar la jornada salimos por donde hemos llegado. A veces todo esto lo hacemos de noche, o lo hacemos desde nuestras casas.
Pero, ¿cómo nos hemos sentido unas y otros en este recorrido? ¿Con seguridad, incomodidad, inseguridad? ¿Hemos tenido miedo? Las mujeres en muchas ocasiones respondemos de manera diferente que los hombres. Nos sentimos más incómodas, inseguras o con miedo. ¿Por qué?
La arquitectura feminista nos dice que los principios de seguridad identificados en los espacios y definidos por Anne Michaud (Guide d’aménagement pour un environnement urbain sécuritaire de la Ville de Montréal. Programa Femmes et Villes del 2001), son (1) saber dónde se está y adónde se va, (2) ver y ser vista, (3) oír y ser oída, (4) poder salir y pedir ayuda, (5) estar en un ambiente limpio y acogedor y, (6) actuar en conjunto. ¿Mi espacio laboral los cumple?
Para hacer que nuestros espacios laborales tengan mirada feminista, la Red Bai Sarea de la que EDE forma parte, nos propone preguntarnos y desde ahí mejorar, entre otras cosas:
- UBICACIÓN Y ACCESOS: ¿hay tránsito de personas? ¿Hay iluminación suficiente? ¿Aparcamientos propios?…
- RECEPCIÓN Y TRÁNSITO: ¿está visible? ¿Hay botones de auxilio? ¿Las direcciones están debidamente señalizadas? ¿Hay puertas y paredes transparentes? ¿Rincones visibles?…
- BAÑOS Y VESTUARIOS: ¿Dónde se ubican? ¿Son accesibles? ¿Incorporan lavabo? ¿Tienen cerraduras y pestillos efectivos? ¿Hay productos de higiene para mujeres?…
- HABITÁCULOS: ¿Es fácil salir? ¿Hay espacios personales para tratar temas personales? ¿Hay presencia de mujeres?…
- PRODUCCIÓN, SERVICIOS Y ALMACENAJE: ¿Hay puntos ciegos? ¿La ropa permite reconocerse fácilmente?¿Hay mecanismos de seguridad para servicios que se prestan en solitario?…
- ZONAS DE ENCUENTRO VIRTUAL: ¿Se identifica a las personas en sus perfiles? ¿Hay personas que participan sin que se les vea?¿El uso de los grupos de WhatsApp laborales se limita a temas laborales?…
No podemos olvidar que los espacios por los que transitamos no son neutros y están construidos desde un enfoque patriarcal que no ha tenido en cuenta las necesidades de las mujeres que todavía se encuentran en una situación de desigualdad estructural.
Por eso, no dejes de preguntarte y reivindicar: ¿Qué me hace sentir inseguridad en mi espacio laboral?