Eduardo Escobés. – Consultor social en Fundación EDE.
Cuando las organizaciones abren internamente espacios de autoanálisis se generan oportunidades para la construcción de conocimiento creativo que no tanto se basa en recogida de ideas, datos o muestras significativas, sino en la producción colectiva del conocimiento, en la construcción del protagonismo personal y colectivo, en la formación y habilitación para el intercambio y la capacidad de confrontación positiva. Estos ejercicios requieren dos aperturas por parte de la organización y de quienes desarrollan en ella papeles de liderazgo: por un lado, “temática”, más centrada en lo analítico y lo reflexivo; y por otro, “relacional”, relacionada con las personas que participan, sus expectativas y evolución en el diálogo que se va generando y construyendo.
También es importante señalar que el autoanálisis que busca la conciencia organizativa es parte de un proceso de acción organizacional porque posibilita que se verbalicen o expresen (de diferentes maneras) los temas o asuntos que deben ser transformados, y pone a las personas en condiciones de transformarlos. La producción de conocimiento que se da en esos espacios hace de las personas las protagonistas de la realidad de la organización, a través del autoaprendizaje, la implicación progresiva y la construcción de relaciones sociales. Es, por lo tanto, un instrumento de transformación, que genera vínculos entre personas, síntomas organizativos y causas de fondo. Lo que permite conocer la situación de la organización en un momento dado para descubrir sus áreas de oportunidades y dificultades, con el fin de aprovechar unas y corregir otras.
El autoanálisis organizacional no es un fin en sí mismo sino un paso esencial para el funcionamiento de la organización que demuestra apertura para examinarse a sí misma y someterse a la auto-crítica constructiva. Tiene la posibilidad de generar nuevos espacios de sostenibilidad y está preparada para beneficiarse en los siguientes aspectos: identificar fortalezas y debilidades organizacionales, mejorar la eficacia de la organización para alcanzar su misión y visión, revisar sistemáticamente la efectividad de sus estrategias, demostrar un alto nivel de interacción con el contexto externo, mejorar los sistemas de información y monitorear los progresos de acuerdo con sus propias referencias, identificar las áreas en las cuales la organización debe mejorar y aprender, aumentar la habilidad para emprender alianzas estratégicas, y fomentar una actitud interna más proactiva.
Enfoques y condiciones para el autoanálisis
En todo esfuerzo de autoanálisis organizacional dirigido a su cambio y mejora, el diseño del método de trabajo, que en definitiva es un ejercicio de “aterrizaje tecnológico” (es decir, cómo se va a hacer), no puede acabar convertido en un “abordaje tecnocrático”, por lo que el proceso investigador nunca ha de separarse del proceso “social”. A nivel conceptual, se distiguen tres tipos de métodos: los distributivos, ponen especial interés por el hecho objetivado; los estructurales, atienden a la comprensión de las estructuras de significado; y los dialécticos, centrados en la toma de conciencia que realmente genera acción y cambio constatable. Es importante realizar ejercicios eclécticos que permiten extraer el mayor aporte de cada uno de ellos y que ayudan a recoger colectivamente “qué hay”, “cómo se ve” y “qué se va a hacer”.
Complementariamente se pueden utilizar métodos centrados en opciones conocidas como “apreciativas”. Estos métodos proponen, en el autoanálisis, enfocarse en lo positivo. No niegan los problemas sino que los disuelven. Recuperan los éxitos del pasado para identificar los caminos adecuados y llegar a un escenario deseado. En esta opción predominan la esencia, la globalidad sistémica y el respeto a encontrar el propio camino. Lo apreciativo parte de varias premisas: siempre hay algo que funciona, la forma como se inicia algo ayuda abordarlo, larealidad se construye constantemente desde las múltiples realidades, la pregunta usada en un análisis siempre influye en la respuesta, las palabras representan realidades emocionales, se mira con más confianza el futuro si se lleva bien el pasado.
Además, una organización ha de contar con algunas condiciones de partida para hace este camino. Sin ellas, probablemente el esfuerzo no sea útil o no ponga a las personas, equipos y orgnizaciones en el camino de la transformación. Algunas pueden ser: compromiso e intención sincera de cambio; apertura de la información y no entorpecimiento del proceso; confidencialidad y manejo prudente de lo que cada persona comparte; devolución y retroalimentación a quienes comparten y expresas sus opiniones, visiones y expectativas; cumplimiento de acuerdos establecidos; capacidad de procesamiento, análisis e interpretación; información permanente a todas las personas de la organización de la marcha del trabajo de autoanálisis.