Miradas
Eduardo Escobes – Presidente Junta Directiva Ostargi

 

Desde hace semanas nos encontramos viviendo una situación inesperada y, probablemente, nunca imaginada por la mayor parte de las personas. Muchas hemos participado en foros y espacios en los que se han analizado las consecuencias de este tiempo o se han compartido algunos significados. Momentos como estos suelen llevarnos a hacernos preguntas profundas, esas que nos conectan con nuestras identidades personales y colectivas, que nos hacen revisar los significados de nuestras vidas o las razones por las que somos como somos.

Ostargi, como sujeto colectivo promotor y cuidador del proyecto histórico institucional aglutinado en torno a EDE Fundazioa, quiere poner a vuestra consideración algunas reflexiones con las que enriquecer los debates que todavía están pendientes y hacer una aportación para los momentos en los que nos preguntemos qué aprendizaje nos deja, en Ostargi y en nuestras entidades (EDE Fundazioa, Suspergintza, Suspertu y Fundacion Luz Casanova), la experiencia que vivimos:

 

  • Somos más débiles de lo que nos pensábamos. Un virus nos lo ha recordado como sociedad porque nos ha desarbolado en nuestras lógicas de seguridad y tranquilidad. Pero nuestra debilidad puede ser virtud ya que nos abre a la interdependencia. Necesitamos a las demás personas, necesitamos a los demás colectivos, necesitamos las experiencias de otras realidades para seguir siendo quienes queremos ser. Esta conciencia de interdependencia nos hace recordar que lo colectivo, y la apuesta comunitaria, construyen y tejen sociedad. Construir y tejer sociedad, desde la debilidad, no desde la autosuficiencia, forma parte del ADN de este proyecto colectivo.

 

  • Somos más conscientes de nuestro valor y aporte a la realidad. Un virus nos ha puesto “patas arriba” toda la planificación, todas las programaciones, los cuadros de control y seguimiento que con un legítimo enfoque tecnócrata necesitamos para rebajar la ansiedad ante la incertidumbre del futuro. Y nos ha llevado a preguntarnos una vez más por lo esencial, por aquello que tiene sentido en la realidad de hoy y por el significado que tiene nuestro proyecto para el desarrollo de personas, colectivos y la sociedad entera. Es parte del ADN de nuestro proyecto volver permanente a escuchar la realidad, superando rigideces con las que las organizaciones nos solemos arropar con los años.

 

  • Somos más demandantes de contactos, abrazos y besos de lo que en muchos casos expresamos. Un virus nos ha recluido en espacios pequeños y nos ha alejado de muchas de las personas y realidades por las que sentimos verdadero aprecio. Así hemos recuperado la conciencia del valor del encuentro. Su ausencia lo ha revalorizado. El encuentro es parte de la experiencia fundante de nuestro proyecto. Está en su ADN porque a lo largo de su historia, en sus momentos más importantes, unos llenos de sonrisas y otros con lágrimas en los ojos, el contacto, el abrazo y el beso han estado presente como ejercicio de reconocimiento mutuo y de reconocimiento colectivo.

 

  • Somos más responsables con la realidad que nos toca vivir. Un virus nos ha hecho saltar de nuestras mesas y sillas, y nos ha puesto a inventar respuestas efectivas para quienes son más vulnerables en nuestra sociedad y, sobre todo, reconocer con mucho afecto a quienes, desde nuestras organizaciones y desde otras muchas, han estado día a día expuestas en los momentos y espacios más difíciles. Su ejemplo es expresión de responsabilidad, no sólo individual sino colectiva e institucional, y pone a este proyecto a la altura del momento. Es parte de su ADN, lo ha sido, tener plena conciencia de los signos de los tiempos que le toca vivir y responder a ellos responsablemente.

 

Con toda seguridad el tiempo y la distancia nos darán la medida real y completa del significado de este tiempo que estamos viviendo. Las transformaciones, las reales, suelen pasar desapercibidas a nuestros ojos cuando éstos miran el día a día, cuando pensamos en el corto y medio plazo, cuando hemos de responder a urgencias. Los cambios reales van poco a poco y en silencio. Como las corrientes submarinas no se perciben en el superficial oleaje de la playa.

Y es que esta experiencia nos cambia y nos hará cambiar. Tiene efectos en nuestro proyecto colectivo que iremos viendo “sin prisa pero sin pausa”. Como su ADN, nunca quieto, siempre en movimiento. Fiel a su identidad y origen, manteniendo como dice nuestro ideario en Ostargi: el proyecto histórico institucional aglutinado en torno a EDE Fundazioa (EDE Fundazioa, Suspergintza, Suspertu y Fundacion Luz Casanova) “es el principal medio de Ostargi en su acción transformadora” hacia “una sociedad justa, solidaria, plural e inclusiva construida desde la diversidad y el encuentro”.