Miradas
Equipo de los servicios y programas de intervención en el ámbito de la mujer – EDE Suspergintza
Análisis de la atención profesional desde el teletrabajo

El actual distanciamiento social obliga a modificar el contacto y la metodología en la intervención, perdiendo calidad y calidez desde el teletrabajo, pero con el reto de mantener el vínculo establecido y siendo flexibles en la disponibilidad.

En este nuevo modelo de intervención no presencial se observa un fenómeno que denominaremos “efecto Guadiana”: la invisibilización de algunas mujeres durante esta etapa (por diversos factores mencionados en primera parte del artículo) o la reaparición de antiguas usuarias solicitando ayuda ante nuevas agresiones, miedos y/o dudas sobre su situación personal y familiar.

En lo que respecta al contenido de la intervención, toma mayor protagonismo la lógica cobertura de las necesidades básicas y la contención emocional, quedando relegada en segundo plano la propia violencia. A la dificultad en el relato y abordaje de contenidos necesarios, se suma la presencia del agresor y/o hijos/as en el hogar durante el acompañamiento virtual, lo que coarta una interacción segura y libre. Esta restricción es también compleja ante nuevas entradas de casos o derivaciones, donde las primeras entrevistas telefónicas deben pactarse tanto en tono como en contenido para una mayor protección.

Con todo este escenario se detecta que aquellos avances que habían logrado las mujeres en el acompañamiento con anterioridad, se convierten en retrocesos que las profesionales debemos sostener y ayudar a recomponer cual puzzle cuando se retorne a la “nueva normalidad”.

Mencionar que en esta virtualidad, se destapa un obstáculo en el apoyo para la resolución de gestiones administrativas que junto con la sobrecarga informativa del exterior hacen emerger pasados y nuevos miedos, ansiedad e incertidumbre futura. Como añadido, el acceso y manejo particular -si existe- de las nuevas tecnologías, tanto para las propias mujeres como para las profesionales intervinientes, duplica la inversión de tiempos con el correspondiente desgaste enérgico.

Estas barreras de comunicación y accesibilidad también acarrean una pérdida de contacto con muchas mujeres que pueden ser potencialmente objeto de atención. Esto requerirá, una vez levantado el confinamiento, realizar un barrido en todos los servicios especializados de posibles casos desatendidos durante esta parada social entre la población destinataria. Así mismo, será necesario analizar estos cambios en la situación de las mujeres y de sus hijos/as así como reevaluar sus necesidades psicológicas, jurídicas y sociales, poniendo énfasis en casos de mayor vulnerabilidad.