Miradas
EDE Fundazioa

 

2020 no será recordado por haber sido un buen año, no. Han sido muchas las pérdidas en lo personal, organizacional y social. Pero quizás sí lo recordaremos como un año de cambio forzado en nuestras formas de hacer y de resiliencia organizacional. A fin de año es habitual hacer un balance de aquellas cosas positivas y negativas que nos han pasado. De las que nos gustaría mantener al año siguiente y de las que dejaríamos apartadas u olvidadas. 

¿Qué vamos a mantener y qué queremos apartar de este 2020? Porque aunque queramos, no podemos olvidar que hemos vivido un hito individual, comunitario y global al mismo tiempo: una pandemia. Un virus que nos ha sacudido en todas las esferas de la vida.  

Tenemos muchos proyectos y servicios que mantener y personas que seguir cuidandoPero también tenemos otros proyectos que se nos han quedado por el camino, os lo contábamos en “El turismo y la hostelería en su Cabo de Hornos”. También vimos y vivimos como los derechos de la infanciala familiala violencia machista, la educación, la calidad de vida de nuestros mayores…, fueron el centro de atención y afección durante los primeros meses del ataque masivo del virus. Queriendo olvidar estas injustas situaciones, no queremos dejar de trabajar para estos colectivos, va en nuestro ADN.  

Por otro lado, nos gustaría quedarnos con la necesidad de cuidar los cuidados y con la relevancia del trabajo altruista del voluntariado. Y, en el medio del huracán COVID-19, hemos reflexionado sobre cómo íbamos a resistir las organizaciones a la incertidumbre y a volcar mayor peso en las tecnologías, que pasaron a ser el soporte indispensable de nuestras comunicaciones y relaciones. También apostamos por estas organizaciones resilientes 

Nos queremos quedar con lo que estamos aprendiendo en esta pandemia: comunidad, solidaridad y cambio social. 

Queremos renacer en este 2021. Y deseamos hacerlo con vosotras.